Qué más se les puede decir que MILLONES DE GRACIAS a todos y cada uno de los amigos(as) que por diferentes medios han hecho llegar sus felicitaciones por este pasado 26 de Abril…, y la verdad MUY SORPRENDIDOS por semejante demostración de cariño totalmente inesperada; por esas llamadas por teléfono, por esos cientos de mensajes recibidos en nuestros correos y también por tanto mensaje en nuestras 2 cuentas del Facebook…., que sin exagerarles (y esta es una valiente confesión), han hecho brotar agüita salada de nuestros chinitos ojitos…, MIL GRACIAS!!!

Y el compromiso sigue sólido como una roca y vigente como el día y la noche para seguir aportando con ese granito de arena para hacer más grande a nuestro Tigre amado….., y también (no debemos negarlo), seguir hinchándoles el hígado a nuestros amiguitos “zeleztez como el zielo y rozadoz como laz rozaz”…

SE HAN PASADO CHE…!!!!

abajo. Pero la consecuencia más censurable es que a partir del desconocimiento de criterios básicos sobre la administración de un país, se genera una confianza excesiva en la intuición propia y en los prejuicios populares que reemplazan hasta al sentido común, generando lo que un periódico cruceño online describía como “La cultura del le meto nomas”.

Y es muy interesante vincular el razonamiento presidencial con la resistencia del mundo del futbol a incorporar al trabajo diario de un club a otros especialistas, muy aparte del que ya desarrolla su trabajo dirigiendo técnicamente los destinos de los equipos. La película protagonizada por Brad Pitt “Moneyball” o el “Juego de la Fortuna” en español, describe el proceso de toma de decisión de un equipo de media tabla a principios de la anterior década en la Liga de Beisbol de los Estados Unidos. Basada en un caso real, ilustra como el método científico ayuda mejorar el rendimiento de los atletas pero también alerta sobre concepciones del conocimiento mítico acerca de la selección de jugadores: que porque tiene una novia fea tiene un nivel de confianza bajo; que porque no llega en automóvil propio no tiene autoestima; que porque escucha determinado tipo de música no se llevará bien con tal o cual deportista.

Y en el futbol, la organización de las decisiones tampoco es muy distinta. Aspectos básicos como el control de estrés competitivo o la recuperación psicológica luego de una derrota importante son referidos como “el aspecto anímico”; la motivación en términos de la dirección e intensidad del esfuerzo, la sensación de orgullo o la persistencia ante los errores son referidos como “Una buena Actitud”; el manejo de las relaciones grupales o de los conflictos personales es referido como “Espíritu de cuerpo”, tolerable y aceptable desde todo punto de vista para el hincha que quiere ver a su equipo victorioso, pero no para personas involucradas directamente con los procesos de toma de decisión.

La cultura del le meto nomas, engendrada en procesos intuitivos experienciales y en una reticencia tenaz a confiar en especialistas o en personas con una vivencia directa de la situación futbolística genera procesos de toma de decisión ineficaces e inefectivos en términos del empleo de tiempo y dinero. Y si a eso le sumamos que el futbol, como cualquier actividad humana, es susceptible de ser investigado y por ende mejorado y optimizado, a largo plazo podemos perder el derecho de quejarnos cuando equipos teóricamente inferiores nos impidan que podamos conseguir los puntos necesarios para ser campeones. Ellos también tienen derecho a mejorar.