MEMORIAS ATIGRADAS (Por el Dr. Raúl Calderón Jemio)
MUSICÓLOGO, EDUCADOR Y POETA ATIGRADO:
DON ANTONIO GONZÁLEZ BRAVO
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En 1914, de 29 años, González Bravo se incorporó en calidad de docente al Conservatorio Nacional de Música. Allá en dos épocas,´según precisa Luis Ovando Pinto, dará cauce a su labor creadora y vocación de educador. La asignaturas que inicialmente ofrecía eran “Teoría, Solfeo y Armonía” y “Canto Coral”. Cuatro años más tarde, creó y consolidó el Coro Polifónico de la institución.

Iniciado 1922, acercándose la conmemoración del Centenario de la Independencia, González Bravo se hizo cargo de la conducción del Conservatorio. Desempeñó la Dirección hasta culminar 1923. Continuará un tiempo más en calidad de docente, labor que apreciaba y disfrutaba. Cerró una primera etapa en la institución, en la transición a la década de los 1930. Abrió una segunda en 1938, ofreciendo meritorios servicios hasta fines de 1942. Por designación del Ministerio de Educación, fue Director y docente de “Teoría y Canto Coral”. En ambas etapas, orientó e impulsó nuevas generaciones sobresalientes en el género musical.

Inquieto e inconforme, Ovando Pinto y otros biógrafos coinciden, a partir de su incursión en la gimnasia rítmica, estudió para docencia en Educación Física. Siguió el programa del Instituto Superior paceño de la especialidad. Obtuvo el respectivo Titulo de Profesor, en 1927. Fue también docente de dicha área en las escuelas “Perú” de niños y “Ecuador” de niñas. Le interesaba sobre todo la calistenia, respiración y vocalización en conexión con el canto. Y por supuesto en ligazón a la coreografía.

Durante la década de 1930, estando Bolivia enfrentada con el Paraguay, de 48 años y con la visión del ojo derecho anulada, volcó su bolivianidad a la educación. En 1933, se incorporó al plantel docente de la Escuela Ayllu de Warisata, donde permaneció durante un año en crucial etapa de su vida. Aquello fue celebrado por el director Elizardo Pérez, colegas, estudiantes, comunidad e intelectuales invitados.

Es ámbito en el que desplegó su historia y proyecto, ofreciendo clases de “Arte Musical” y acercándose aún más al espíritu de la cultura originaria y el idioma aymara, particularmente a través de sus manifestaciones líricas que registró con sensibilidad. Pérez apreció inmensamente que hubiera participado en la construcción de infraestructura y jardinería. Además, su inagotable capacidad de recopilación de piezas musicales de la zona, composición de nuevas obras y creación poética. Por esa comunicación generadora con alumnos/as y familias, el Director lo consideró “maestro por excelencia” de aquella gestión. Agrega que con el pedagogo y pintor que llegó para 1934, Alejandro Mario Illanes, fueron personas de “espíritu superior” que se identificaron con las búsquedas warisateñas. Carlos Salazar Mostajo, docente y fotógrafo esos años, a su vez elogia que vinculado a la población, González Bravo hubiera preparado el trascendental “cancionero” warisateño en aymara.

Acucioso, hizo viajes de investigación a diversas provincias, en los cuales reunió más de 2.000 piezas musicales originarias, que escuchó en los sitios de interpretación. Lamentablemente, llama a la reflexión Paredes-Candia, tal registro no pudo publicar en su integridad.

Siguiendo la bibliografía de Costa de la Torre, se aprecia cuatro significativos folletos y libros cortos en su producción intelectual: Canciones escolares, 1939; Detalles de la fabricación de algunos instrumentos indígenas /originarios/, 1946; 20 canciones de Navidad, 1953; y volumen bajo el mismo título, pero incluyendo 22 piezas, 1956. A ellos hay que agregar más de medio centenar de artículos de revista, sobre etnomusicología, educación musical, idioma aymara, tradiciones de Laxa y homenaje al Beni, y composiciones y poesía aymarista. Esos trabajos pioneros salieron a la luz en revistas bolivianas, como Inti Karka y Khana, y una decena de publicaciones periódicas extranjeras del área.

Retirado de la docencia, pero de incansables fuerzas, desplegó tareas desde la Municipalidad. Se desempeñó en calidad de Vocal de Música del Consejo Municipal de Cultura de la ciudad de La Paz, entre 1952 y 1956. Estaban en marcha las transformaciones sociales y políticas de la Revolución Nacional, en las cuales la labor municipal paceña fue de significativa dinámica. Reconocimiento a esa labor de Munícipe, y su vasta trayectoria, es que el salón de exposiciones de la planta baja de la “Casa de la Cultura” lleve su nombre.

Complemento de una vida admirable desde diferentes puntos de vista, fue la inclinación deportiva de González Bravo. Quiso de manera profunda al gualdinegro, aportando a la institución en proyectos culturales de formación y difusión, de los años 1940 y 1950.

Tan interesante pasión que ha sido poco considerada, la señalan Costa de la Torre, Ovando Pinto y también el columnista “VIC” del vespertino Última Hora. El primero, indica que González Bravo fue docente de Coro en “The Strongest”. Asimismo consigna entre la producción escrita que dejó, un artículo titulado, “La coral del Strongest”. A su vez, el segundo lo considera creador y cabeza de la agrupación aurinegra dedicada al canto. “VIC” que escribió en homenaje al Cincuentenario atigrado, 1908-58, hace referencia a las numerosas actividades del área cultural que, junto a las múltiples deportivas, había llevado adelante la institución en la década de 1940 e inicios de la de 1950, dando relieve al teatro que era representado con frecuencia y éxito; el sano humor que difundían los miembros de la “barra”, entre quienes sobresalió Humberto “Chino” Riveros (tómese en cuenta el apellido y las continuidades), persona ejemplar e incondicional tigre; y la música que interpretaban 70 simpatizantes de la deniminada “murga”, orquesta popular, tocando piezas de antaño y empleando instrumentos de viento hechos de cartón, a los cuales dirigía el hincha antes mencionado. Particular atención, dedica asimismo, al grupo coral mixto stronguista, que organizó y dirigió el brillante estudioso, compositor y conductor musical oriundo de Laxa.

“VIC” pondera recurriendo a términos elogiosos, que “The Strongest contaba en su seno con un coro polifónico de notables condiciones y que llegó a imponer su clase y prestancia”. Añade, “Estaba constituído por distinguidas damas y por no menos distinguidos caballeros, que actuaban frente a la batuta del señor González Bravo”.

Sociedad y Estado boliviano, suelen ser de poca memoria y angustiante ingratitud. Sin embargo, en el caso del hombre de alta estatura y delgada imagen, cuya vida ha sido enfocada, no fue del todo así. La población e instituciones paceñas lo respetaban y veían como ejemplo. Le fueron conferidos, apunta Costa de la Torre, el “Cóndor de los Andes” y “Mérito al Maestro”. La primera de las condecoraciones, explica Paredes-Candia, a instancia del Gobierno Municipal de La Paz.

Supo combinar lo propio y ajeno. Dio nuevos sentidos a expresiones de las mayorías y las consideradas clásicas. Contribuyó prioritariamente a difundir lo originario, conociéndolo y evitando caer en la “folklorización”. Investigador profundo, docente sin mezquindad, conciliador de pensamiento y obras de bolivianidad, don Antonio González Bravo es también un símbolo de la histórica institución atigrada.

Fuentes y Bibliografía:
Blanco Mamani, Elías, “Diccionario Cultural Boliviano” en línea, 2012.
Costa de la Torre, Arturo, Catálogo de la bibliografía boliviana. Libros y folletos 1900-1963, La Paz, Editorial Universidad Mayor de San Andrés, 1966.
González Bravo, Antonio, “Medio siglo de vida musical boliviana, 1900-1957”, en Khana. Revista Municipal de Arte y Letras, Año VIII, Vol. I, No. 35, diciembre de 1961, pp. 92-105.
Gutiérrez, Senddy; Remberto Ramos; Mario Castro Torres; Solange Zalles; y Raúl Calderón Jemio, Obertura institucional: El Conservatorio Nacional de Música en su primera época de fundación y consolidación, 1906-1920, Apuntes de Investigaciones Históricas No 1, La Paz, Carrera de Historia, UMSA, 2007.
Ovando Pinto, Luis, “Apuntes sobre don Antonio González Bravo”, en Presencia Literaria, domingo 6 de agosto de 1967, pp. 6 y 12.
Paredes-Candia, Antonio, La vida ejemplar de Antonio González Bravo (Bio-Bibliografía), La Paz, Ediciones Isla, 1967.
Pérez, Elizardo, Warisata, la Escuela Ayllu, La Paz, Empresa Industrial Gráfica E. Burillo, 1962.
Salazar Mostajo, Carlos, Warisata: Historia en imágenes, La Paz, CENPROTAC, 1991.
“VIC”, “La murga del Club The Strongest”, en Última Hora, martes 8 de abril de 1958, p. 8.

La fotografía de don Antonio González Bravo, tomada en 1921, proviene del libro de Salazar Mostajo. También, agradecimiento especial al Prof. Miguel Ramos Mendoza, por sus sugerencias y fuentes compartidas.

Raúl Calderón Jemio, es Doctor en Historia, ex Director de la Carrera correspondiente de la UMSA y actualmente Docente “Emérito” de la misma. Apasionado tigre desde que tiene memoria; es para el Boletín Del Tigre un verdadero LUJO contar con su aporte y conocimientos, los que sin duda alguna, ayudarán a enriquecer nuestra brillante y gloriosa historia....